25.12.14

Invitación a decorar con blanco y otros colores en tonalidades



El color blanco nunca ha pasado de moda en decoración, es cierto que ha vivido épocas de decadencia en las que se buscaban tonalidades más originales y atrevidas para vestir las paredes de una estancia, pero ahora más que nunca es tendencia, ha vuelto con fuerzas renovadas y ofreciéndonos la posibilidad de sacar el máximo partido a los espacios por su variedad de tonos y las combinaciones que estos nos ofrecen.

La elección del blanco como color principal nos garantiza la creación de ambientes suaves en los que destacar su pureza, simplicidad y elegancia. De aspecto delicado y capaz de transmitir frescura, características que lo convierten en uno de los principales factores para reflejar equilibrio y armonía en una estancia u hogar, según sea su ámbito de utilización.

Por sí mismo, aporta luminosidad a los espacios, realzando la luz tanto natural como artificial, y se convierte en una herramienta realmente útil en estancias pequeñas, así como en habitaciones interiores y de escasa iluminación.
Una de sus principales ventajas es su versatilidad, puesto que es fácilmente combinable con cualquier estilo y entorno decorativo, aunque sí que es cierto que requiere especial atención a la hora de combinarlo con otros colores, evitando de esta manera errores comunes que puedan restar protagonismo a la composición que deseamos crear.

Admite gran variedad de posibilidades estéticas, ya que son multitud de tonalidades las que podemos encontrar, y coordina perfectamente con otros colores neutros como son los grises, tierra, ocres, marfil o beige, con los que acertaremos seguro y generaremos atmósferas frescas, acogedoras y relajantes.



El blanco puro utilizado en exceso, puede saturar los ambientes al mismo tiempo que transmite frialdad y resulta impersonal. En estos casos, es aconsejable jugar estratégicamente con detalles como complementos, colores o texturas que transfieran personalidad y confort a los espacios, persiguiendo una concordancia cromática sin exageraciones.

En el caso del blanco roto, se trata de la gama más favorecedora que podemos encontrar para aplicar en las paredes de cualquier espacio. Transmite mayor calidez y es más sencillo de combinar, no solamente con otros colores, sino con todo lo que le rodea, mobiliario u objetos, debido a esa falta de intensidad que le hace más adaptable y acogedor.

Al utilizar junto con el blanco colores cálidos y vibrantes, estos deben ser usados en pequeñas dosis, con ligeros detalles de color o alternando accesorios, muebles o textiles, evitando recargar el espacio y disminuir de forma exagerada la presencia del color base. Utilizados correctamente generan contrastes agradables, al mismo tiempo que el blanco disminuye la intensidad de los tonos fuertes.


Si pretendemos reflejar espacios ligeros, con toques de naturaleza y llenos de frescura, optar por combinarlo con verdes y azules será un gran acierto, ya que son colores que aumentan la energía y potencian la luminosidad del blanco. 
Permite jugar con texturas y materiales diversos, puesto que el blanco y sus derivados son capaces de potenciar los efectos y sensaciones que transmiten los mismos. Una buena opción es coordinarlo con superficie y materiales naturales como madera, piedra o cristal, el resultado de dicha composición será discreta y sobria. 

Como ven, son muchas las ventajas de utilizar el blanco como color base en nuestras decoraciones. ¿Qué opinan del uso de este color? ¿Son amantes de los espacios suaves y claros o prefieren utilizar colores más oscuros y atrevidos? Para mí los tonos claros son un gran aliado y me declaro fan incondicional de ellos.













El rincón de sonia

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